La historia de la reproducción asistida se sitúa en 1978 con Louise Brown : la primera niña nacida mediante una fecundación in vitro. Casi 40 años más tarde, las técnicas en reproducción asistida han evolucionado hasta el punto de que 1 de cada 20 nacimientos en España se dan gracias a los tratamientos de fertilidad.
Este campo de la medicina no para de crecer, se sigue investigando, tanto para perfeccionar los tratamientos y el proceso de estimulación ovárica, como para descubrir nuevas y mejores técnicas de reproducción asistida. Uno de los descubrimientos más actuales es el DGP: Diagnóstico genético preimplantacional. Hoy explicamos de que se trata y como afecta este diagnóstico a los resultados de los tratamientos.
El diagnóstico genético preimplantacional, más conocido con las siglas DGP, es una técnica de laboratorio, que consiste básicamente en un estudio en el que se analiza la composición cromosómica y genética del embrión antes de transferirlo al útero materno durante una fecundación in vitro.
En este tratamiento se estudia el ADN de los embriones para detectar posibles enfermedades o anomalías, seleccionando sólo los que presentan buenas características para ser implantados en el útero de la mujer y esperando que estos evolucionen hacia una gestación efectiva y un embarazo más sano.
El motivo principal por el cual se realiza el DGP es estudiar las posibles enfermedades genéticas que son transferidas de manera hereditaria al embrión por parte del futuro padre o la futura madre. En el estudio se investigan los embriones uno a uno para detectar posibles alteraciones o trastornos cromosómicos en la formación de estos. Una vez estudiados, se seleccionan los que no poseen ninguna anomalía para ser transferidos al útero durante el tratamiento de fertilidad, evitando así que el futuro bebé no herede la enfermedad transmitida por los padres.
Las enfermedades que puede detectar el diagnóstico genético preimplantacional son normalmente enfermedades monogenéticas (aquellas en las que ya se conoce cuál puede ser el gen mutante), así como también las enfermedades graves que provienen y se encuentran en los cromosomas humanos. De esta forma, se pueden detectar enfermedades como el Síndrome de Down y Síndrome de Turner, la Fibrosis quística, la Enfermedad de Huntington, la Osteoporosis, la Distrofia muscular y muchas de las enfermedades minoritarias de las cuales aún no se conoce la cura, e incluso algunos tipos de cáncer.
Aunque el principal motivo del DGP es estudiar posibles enfermedades genéticas en el embrión, existen otras indicaciones en las que se aconseja realizarse el estudio:
En el diagnóstico genético preimplantacional hay unos pasos a seguir, tanto previos como posteriores, para garantizar que este se realice con éxito:
El diagnóstico genético preimplantacional ha sido motivo de quejas por algunos sectores de la población, argumentando que no es ético seleccionar a unos embriones como válidos y descartar a todos aquellos que puedan padecer alguna diferencia genética o cromosómica. Desde EASYFIV creemos que el DGP es un gran paso y un avance muy favorable en el campo de la reproducción asistida: aumenta el éxito de embarazo y disminuye la aparición de enfermedades graves. Sabemos que lo más importante para una madre es que su hijo pueda crecer sano y fuerte y que no padezca ningún tipo de enfermedad que le impida hacer nada, por eso creemos firmemente que dentro de las indicaciones de este estudio, se pueden evitar complicaciones y mejorar mucho la calidad de vida de los futuros bebés.
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