No. La respuesta a la pregunta que da título a este texto es clara y rotunda: nadie tiene la culpa. Sin embargo, este sentimiento aparece con cierta regularidad cuando un pareja no consigue concebir. Para analizar esta situación hemos hablado con la psicóloga Sheila Gómez, autora del blog Psicoesfera (@psicoesfera).
No. La respuesta a la pregunta que da título a este texto es clara y rotunda: nadie tiene la culpa. Sin embargo, este sentimiento aparece con cierta regularidad cuando un pareja no consigue concebir. Para analizar esta situación hemos hablado con la psicóloga Sheila Gómez, autora del blog Psicoesfera (@psicoesfera).
Lo primero que tal vez se debe aclarar es en qué consiste ese sentimiento de culpa. Se trata de “una emoción negativa que aparece ante un hecho que pensamos que realizamos de forma incorrecta o ante uno que no hemos llegado a realizar porque nos sentimos incapaces o no sabemos cómo hacerlo”, señala Gómez. Si bien dicho sentimiento “puede interpretarse de forma positiva si nos predispone a actuar de otro modo y mejorar”, la mayoría de las veces no se corresponde con un hecho real y objetivo, fácil de cambiar”, por lo que “nos paraliza dejándonos encerrados en el sentimiento negativo”.
La tendencia pasa por “buscar la causa en factores internos de la propia persona” y, pese a que en una pareja heterosexual esa emoción puede aparecer en él y en ella “es posible que sea la mujer la que lo sufra en mayor medida, dado que es en su cuerpo en el que se alojaría el nuevo ser en los próximos meses”, expresa la psicóloga. Además, históricamente la señalada siempre suele ser la mujer.
En este sentido, la especialista advierte: “Nunca, en ningún caso, se puede hacer responsable a nadie de la infertilidad en una pareja”. De hecho, incluso si uno de los dos miembros tuviese un problema médico que le impidiese tener hijos “no se le podría considerar culpable puesto que, por una parte, él o ella no ha elegido tener un problema de fertilidad, por tanto no puede considerarse culpable de algo que no depende de él o ella”, asegura Sheila Gómez. Además, añade que a todas las personas nos rodean circunstancias y a partir de ellas “debemos buscar soluciones, no culpables”.
Para aliviar esa carga, la psicóloga recomienda esta serie de consejos para ponerlos en práctica cuanto antes:
- Practicar ejercicio, salir a dar un paseo frecuentemente o actividades como el yoga y el tai chi pueden ayudar a mantener nuestro cuerpo en forma y relajar la mente.
- Mantener hábitos de vida saludables: reducir al mínimo el consumo de cualquier sustancia tóxica para el organismo, como el tabaco o el alcohol. También es importante mantener una dieta saludable, evitando que la ansiedad nos haga devorarlo todo u olvidarnos de que nuestro cuerpo necesita alimentos para poder seguir funcionando con normalidad. Finalmente, las horas de sueño son muy importantes para que nuestros ciclos funcionen adecuadamente y nuestra mente tenga el descanso que necesita.
- Controlar los estresores. El estrés que sentimos cuando la situación no tiene el resultado que esperábamos es difícil de controlar. Sin embargo, hay otras situaciones que pueden producirnos estrés y podemos evitarlas más fácilmente, como las presiones por parte de amigos, familiares o de trabajo.
- No dejarse llevar por las emociones negativas. Cuando esa nube negra se instaura en nuestras cabezas lo vemos todo gris, creemos que la situación que estamos viviendo ahora se mantendrá así para siempre y nuestro sueño no llegará a verse realizado. Estos pensamientos se enlazan unos con otros hasta que los acabamos creyendo. Rompe con esta cadena de pensamientos haciendo cosas que te hagan sentirte bien, el simple hecho de sonreír inicia el cambio.
- Disfrutar del camino. Claramente cuando se llega a tomar la decisión de ser padres se establece un objetivo y se intenta controlarlo todo para que éste se produzca: los días más fértiles, la frecuencia de las relaciones sexuales… tenerlo en cuenta está bien, pero obligarse o verlo como un medio para un fin suma angustia y resta momentos de disfrute en pareja. Es mportante situarse en el momento presente, en el aquí y el ahora, dejarse llevar por la libido, sin pensar en lo que pasará después.
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