En el camino hacia la maternidad, muchas mujeres se enfrentan a obstáculos invisibles. Uno de ellos es el hidrosalpinx, una afección que suele pasar desapercibida hasta que se inicia una evaluación de la fertilidad. Además de dificultar el embarazo natural, si no se detecta a tiempo, el hidrosalpinx puede interferir en algunos tratamientos de fertilidad como la fecundación in vitro (FIV), al alterar el entorno uterino.
De ahí la importancia de un diagnóstico adecuado, que permita orientar la estrategia más eficaz en cada caso: desde la preservación de la fertilidad hasta una posible cirugía o la indicación específica de un tratamiento de reproducción asistida.
En este artículo, te explicamos las principales causas, síntomas y tratamientos disponibles para abordar el hidrosalpinx, con el objetivo de acompañarte y darte herramientas para avanzar con seguridad en tu proyecto de ser madre.
Las trompas de Falopio desempeñan un papel crucial en la reproducción, ya que son el conducto por el cual el óvulo viaja desde el ovario hasta el útero y donde ocurre la fecundación con el espermatozoide. Cuando una o ambas trompas están afectadas por hidrosalpinx, este proceso se ve interrumpido, dificultando o impidiendo el embarazo natural.
Existen dos tipos de hidrosalpinx:
Hidrosalpinx unilateral: afecta solo a una trompa de Falopio.
Hidrosalpinx bilateral: afecta a ambas trompas, lo que representa un mayor desafío para la fertilidad.
Un embarazo ectópico ocurre cuando el embrión se implanta fuera del útero, generalmente en una trompa de Falopio. Esta localización anómala impide que el embarazo se desarrolle con normalidad y puede suponer un riesgo para la salud.
Si se ha tenido un embarazo ectópico, especialmente en una trompa, existe mayor probabilidad de que esa estructura quede dañada, lo que puede derivar en una obstrucción o la aparición de hidrosalpinx en el futuro.
Aunque los DIU son métodos anticonceptivos seguros, en raras ocasiones pueden estar asociados con infecciones pélvicas que, si no se tratan adecuadamente, pueden llevar al desarrollo de hidrosalpinx.
Cuando el hidrosalpinx se manifiesta clínicamente, los síntomas más comunes incluyen:
Dolor pélvico o abdominal. Puede ser constante o intermitente, y suele intensificarse durante la menstruación o la ovulación.
Flujo vaginal anormal. Secreciones vaginales inusuales, que pueden ser abundantes o tener un olor desagradable, especialmente si hay una infección asociada.
Dismenorrea. Menstruaciones dolorosas que pueden ser más intensas de lo habitual.
Sangrado intermenstrual. Presencia de sangrado entre periodos menstruales.
Fiebre y malestar general. En casos más severos, pueden presentarse síntomas sistémicos como fiebre, indicando una posible infección activa.
El diagnóstico del hidrosalpinx es fundamental para comprender las causas de la infertilidad femenina y determinar el tratamiento más adecuado. Las principales pruebas médicas utilizadas para diagnosticar el hidrosalpinx son:
La ecografía transvaginal es una técnica de imagen no invasiva que permite visualizar los órganos reproductores internos. En casos de hidrosalpinx de gran tamaño, esta prueba puede revelar la presencia de líquido acumulado en las trompas de Falopio. Sin embargo, su capacidad diagnóstica es limitada para detectar hidrosalpinx de menor tamaño.
La histerosalpingografía es una prueba radiológica que evalúa la permeabilidad de las trompas de Falopio y la cavidad uterina. Consiste en la introducción de un medio de contraste a través del cuello uterino, seguido de la toma de radiografías para observar el flujo del contraste. Si las trompas están obstruidas, el contraste no pasará, indicando la presencia de hidrosalpinx.
La laparoscopia es una técnica quirúrgica mínimamente invasiva que permite la visualización directa de los órganos pélvicos. A través de pequeñas incisiones en el abdomen, se introduce una cámara que permite al especialista observar el estado de las trompas de Falopio. Además de diagnosticar el hidrosalpinx, la laparoscopia puede utilizarse para tratarlo en el mismo procedimiento.
La histerosonosalpingografía es una variante de la histerosalpingografía que utiliza ultrasonido en lugar de rayos X. Se introduce un medio de contraste en la cavidad uterina y se observa su flujo mediante ecografía. Esta técnica es menos invasiva y evita la exposición a radiación, siendo útil para evaluar la permeabilidad tubárica.
La elección de la técnica más adecuada dependerá de la situación clínica de la paciente y del criterio del especialista. Un diagnóstico preciso es esencial para planificar el tratamiento más efectivo y aumentar las posibilidades de lograr un embarazo exitoso.
El tratamiento del hidrosalpinx depende de diversos factores, como la gravedad de la afección, el deseo de maternidad y la presencia de otros problemas ginecológicos.
Las opciones terapéuticas se centran en eliminar el líquido acumulado en las trompas de Falopio, restaurar su funcionalidad o, en casos más severos, recurrir a técnicas de reproducción asistida.
La salpingectomía es la extirpación quirúrgica de una o ambas trompas de Falopio. Se realiza mediante laparoscopia, una técnica mínimamente invasiva que permite una recuperación más rápida. Esta intervención está indicada en casos de hidrosalpinx severo, especialmente cuando las trompas miden más de 3 cm o presentan daño irreversible.
La salpingectomía mejora significativamente las tasas de éxito de la fecundación in vitro (FIV), ya que elimina el líquido tóxico que puede afectar negativamente al embrión y al endometrio.
La salpingostomía consiste en crear una nueva abertura en la trompa de Falopio obstruida para permitir el drenaje del líquido acumulado. Este procedimiento se considera cuando la salpingectomía no es viable o se desea preservar la trompa. Sin embargo, existe el riesgo de que la trompa se vuelva a obstruir debido a la formación de tejido cicatricial.
Cuando las trompas de Falopio están gravemente dañadas o han sido extirpadas, la fecundación in vitro (FIV) se presenta como la alternativa más efectiva para lograr el embarazo. Este procedimiento implica la extracción de óvulos, su fecundación en el laboratorio y la transferencia de los embriones al útero, sin necesidad de que las trompas estén funcionales.
Es fundamental tratar el hidrosalpinx antes de iniciar un ciclo de FIV, ya que el líquido acumulado puede filtrarse al útero, afectando la implantación del embrión y reduciendo las tasas de éxito del tratamiento. Por ello, la salpingectomía previa a la FIV es una práctica común para mejorar los resultados reproductivos.
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