Es una evidencia que la decisión de ser padre o madre tiene unas claras implicaciones a nivel físico (embarazo, gestación y alumbramiento), pero también debemos considerar que la connotación simbólica que rodea la decisión de tener un hijo y no poder cumplir ese deseo tendrá inevitablemente un impacto en otros ámbitos como pueden ser el emocional, familiar, social y cultural.
Es una evidencia que la decisión de ser padre o madre tiene unas claras implicaciones a nivel físico (embarazo, gestación y alumbramiento), pero también debemos considerar que la connotación simbólica que rodea la decisión de tener un hijo y no poder cumplir ese deseo tendrá inevitablemente un impacto en otros ámbitos como pueden ser el emocional, familiar, social y cultural.
En lo emocional y familiar: Como poco, supone un cambio de roles en los individuos de la pareja que pasan a imaginarse como una posible familia. Desde el momento en el que se toma la decisión de intentarlo, se le ha dado al deseado hijo un lugar en la imaginación, el hogar y en la dinámica familiar.
En lo social y relacional: Tener un hijo (o no tenerlo) afectará a nuestro lugar en la sociedad, a nuestras costumbres y a nuestras relaciones.
En lo cultural: La influencia de los factores culturales será inevitable y muy importante, ya que nos harán sentir más o menos adecuados si cumplimos ciertas normas o no.
En resumen, sería ingenuo pensar que las dificultades a la hora de concebir sólo afectan al ámbito físico ya que, por todo lo que simboliza, tiene implicaciones a nivel individual, familiar, social y cultural, además de por supuesto el ámbito privado de la pareja.
Cuando se ha elaborado esta idea de paternidad, pero no se logra conseguirla, estamos ante un momento complicado que podría considerarse una crisis vital, ya que representa un duelo porque el hijo con el que simbólicamente ya contaban les es negado. Es frecuente imaginar cómo serán nuestros hijos o cuántos se quieren tener, pero pocas veces nos planteamos si podremos o no tenerlos, por lo que en cierto modo las parejas que se enfrentan a esto lo viven como un derecho que les es arrebatado.
Cada persona responde a esta crisis de forma distinta pues está influida por muchos factores donde intervienen variables personales, variables relacionadas con el tipo de infertilidad y tipo tratamiento de reproducción asistida, cuestiones del entorno próximo y, por supuesto, de la forma personal de afrontar las adversidades y, aunque no necesariamente conlleve alteraciones psicopatológicas, se ha constatado que gran parte de los pacientes sí las presenta. Por esto, cualquier enfoque terapéutico de los trastornos de infertilidad requiere un abordaje integral que englobe además de los aspectos biológicos, las cuestiones psicológicas y sociales de los pacientes.
Begoña Casado Grávalos, Col M-25221. Psicóloga en EasyFIV.
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